Cuando Happy Mondays empezó su andadura en 2009, aquellos eran años yermos, principalmente insignificantes si tenemos en cuenta la trayectoria intachable de una ciudad que fue el paradigma de una sólida escena de clubs. Relegado a la jornada dominical, como una rara avis, Happy Mondays, cuyo nombre obedecía no tanto a casualidades como a causalidades, asumió una función múltiple: mantener erguida la inherente relación del espíritu valenciano con la música, continuar la valoración del DJ artesano, alejado de ínfulas y aspectos extramusicales, y reunir a un público que se encontraba desubicado, con una ligera sensación de orfandad. Si bien tuvo en sus orígenes una inclinación predominante hacia el techno y géneros tangenciales, paulatinamente tomó la variedad como referente, y se convirtió en el punto de encuentro de un enorme número de DJs locales y nacionales que encontraron el marco idóneo para desarrollar sus propuestas. Happy Mondays trascendió el espacio concreto para alcanzar humildemente el estatus de institución independiente, con vida propia.
Precisamente, el cartel del octavo aniversario de Happy Mondays, esta vez celebrado en Agora Club, es la confirmación de la heterogeneidad que abrazó progresivamente - techno, electro, house, IDM, hardcore, trance, disco, funk, new wave, EBM y cualquier género o estilo que cupiese en la maleta del catalizador de turno-, gracias a la presencia de once DJs con distintas visiones de la música electrónica, entendiendo a ésta como una etiqueta móvil. Asimismo, como entre todos ellos quedan representadas las distintas etapas de Happy Mondays, y aunque faltan muchos y muy importantes, el cartel sirve también para ilustrar su historia.