Todo un año criticando. Criticando que Bad Gyal fuera la gran protagonista del Sónar by Day. Criticando que Bad Bunny fuera el mayor headliner del Sónar by Night. Criticando que Cecilio G fuera lo más comentado, lo que más expectativas levantara. Criticando la gran afluencia al concierto de Dellafuente. Criticando la ausencia de grandes conciertos de alto standing (como los de Gorillaz o LCD Soundsystem el año pasado). Criticando, en definitiva, que Sónar se hubiera rendido (supuestamente) a la música urbana.
¿Ha sido así realmente? ¿Ha dejado de ser Sónar un festival de música avanzada? ¿Ha dejado Sónar de ser referencia de la música electrónica? No. La respuesta es simple y llana: no. Es innegable que el acercamiento hacia lo urbano ha sido noticia. Es innegable, también, que no es un acercamiento inventado, sino real, tangible en la sociedad y en la escena. Sónar no hace más que mostrar una realidad, ser fiel a esa realidad y jugar un papel de ventana al mundo. ¿No es ese acaso su cometido?
Descubridores de música y sonidos, no os alarméis. Sónar sigue siendo Sónar. Y, en Sónar, seguiréis descubriendo lo que viene, seguiréis descubriendo la música del futuro, las propuestas más atrevidas, rompedoras y vanguardistas. En Sónar, seguiréis descubriendo que la música electrónica no entiende de etapas históricas o corrientes escénicas.
Decimos esto avalados por el futurismo trancero de Tutu, el techno ambiental y experimental de Afrodeutsche, el house pistero de Leon Vynehall o Disclosure, la rotura de esquemas de Deena Abdelwahed o Neon Chambers, los abrazos musicales de Caterina Barbieri, K Á R Y Y N, Kelly Moran, Daito Manabe o Max Cooper junto a Bruce Brubaker, los ritmos extraterrestres de Actress junto a Young Paint, el hardcore transgresor de Virgen Maria o el incomprensible y abrumador espectáculo de Arca. Todo, sin olvidar el formato banda rock ‘n’ roll de Lorenzo Senni o el recital hip-hop vía scratch de DJ Krush. Pero no queríamos daros una lista de 30, ni de 20. Así que, tras rompernos mucho la cabeza, hemos seleccionado estxs 10. Con ellxs, viajaremos de nuevo a través de Sónar 2019.
10. Holly Herndon pres. “PROTO”
Era viernes por la tarde. El fin de semana apenas empezaba, pero muchos coincidimos en el Sónar Hall para presenciar uno de los shows comisariados por Sónar+D. “PROTO” era un claro ejemplo de lo que el festival de desarrollo tecnológico paralelo a Sónar ha estado divulgando este año: la influencia de la tecnología en la evolución de la música performativa. Holly Herndon, sin duda una de las artistas multidisciplinares más interesantes de la última década, apareció en el escenario junto a cinco vocalistas (algo nuevo en sus shows) y Spawn, una máquina de inteligencia artificial (AI) especializada en la generación de sonido, el procesamiento vocal y la manipulación visual. Junto a su fiel compañero Mat Dryhurst, Holly Herndon nos regaló uno de los espectáculos más bellos e intensos del Sónar by Day 2019.
9. Underworld
“Drift”, el último proyecto de Underworld, fue la excusa perfecta, el detonante para que Sónar volviera a convocar a uno de los grupos eternos más influyentes de la electrónica de baile. No fue su mejor concierto (hay que decirlo). Anteriores actuaciones en el propio Sónar superaron la de esta edición. La percepción del sonido (especialmente, la de los graves) fue mejorable. Conocimos una versión más suave de Underworld. Más impregnada de tintes pop que de psicodelia. Más cercana al formato electrónico de banda, al formato “hit”, que al sonido más techno underground de los británicos. Pero sonó “REZ”. Y sonó “Born Slippy”. Y gritamos, saltamos y nos emocionamos con ellos. Otra vez. Una y otra vez.
8. Red Axes (live)
Lo habitual es ver a Red Axes en formato concierto con el vocalista Abrão liderando el show. Otra opción es que dos de los tres miembros del grupo entren en cabina en formato DJ set. En Sónar, sin embargo, comparecerían en el Village, el sábado por la tarde, en formato live, con tres micros, con una alta gama de instrumentos (batería, armónica, guitarra, teclado…) y con su habitual live set electrónico. El resultado nos trasladó a los múltiples viajes por Asia y África que han influido siempre en la música de este trío israelí. Sonaron varios de sus últimos lanzamientos. Su nivel sigue en ascenso. Con ellos, el Sónar by Day se puso en pie, arrancó a bailar y dio por empezada la fiesta.
7. Maya Jane Coles pres. “Nocturnal Sunshine”
Bajo el alias Nocturnal Sunshine se esconde una Maya Jane Coles especial, mucho más cañera, más influenciada por el UK garage y las frecuencias trance. Más oscura, si se quiere, pero en absoluto industrial. Más makinera. Más auténtica. Más apropiada para los gustos de un clásico raver español. Encajaba perfectamente en un Sónar. La duda era si las 20h de un viernes era el mejor momento. Dio igual. A los 10 minutos, ya estábamos tirándonos de los pelos con el “Aacccid” de Loom. Poco después, brincábamos con el “Bad Man” de Daze Prism. A los 60 minutos, nos dejábamos las manos homenajeando a una de las selectoras más atractivas del espectro underground europeo.
6. Paul Kalkbrenner
Si “Drift” fue la excusa para traer a Underworld, “Parts Of Life” fue la excusa para traer a Paul Kalkbrenner. En 2013, el de Leipzig conquistó el corazón de Sónar con un directo cargado de luz y emoción. Seis años después, Paul reapareció en el Sónar Club con un nuevo show visual en el que pequeñas cámaras colocadas muy cerca del artista nos permitieron casi introducirnos en su cuerpo. Durante esas dos horas (de 03h a 05h en la noche del sábado), cada gesto del alemán, cada movimiento, cada acción eran observados y vividos por el público. Esperábamos descubrir muchos nuevos trabajos de Paul Kalkbrenner. Sin embargo, poco a poco, la actuación fue adquiriendo un tono de “viaje al pasado”. Y sí, revivimos “Feed Your Head”. Revivimos “Altes Kamuffel”. Revivimos “Sky And Sand”. Revivimos “Aaron”. Revivimos, en definitiva, las mejores “partes de su vida”.
5. Murlo (live av)
Tras sus exitosas giras por América y Asia como DJ el año pasado, Chris Pell se encerró en su laboratorio para seguir desarrollando su espectáculo audiovisual. En él, aparecen psicodélicas imágenes manipuladas en vivo, en las que lyrics y animaciones, siempre de corte vintage y digital, marcan el ritmo. Su sonido fue visceral, siempre sorprendente e inesperado. Pop, trance, hardcore, ambient, darkwave… Mucho, mucho sintetizador. En definitiva, un sonido propio que llenó el Sónar Lab antes de lo esperado y que convirtió a Murlo en uno de los grandes de esta 26ª edición de Sónar.
4. Acid Arab (live)
No es fácil conseguir que el Sónar Pub esté lleno a las 23h. Lo estaba, y es que el público sabía que nuevos sonidos de Acid Arab estaban en camino. Se espera que en 2019 recibamos un nuevo LP del dúo francés, una noticia que se confirmó en Sónar al escuchar en directo mucha música inédita. House oriental, combinaciones techno y acid con cantos árabes… El trayecto propuesto por Acid Arab, también acompañado por un juego de luces especial para la ocasión, hizo que estrenáramos la noche del viernes por todo lo alto. Las emociones estaban a flor de piel y aquello tan sólo acababa de empezar.
3. Nicola Cruz
Es el mejor DJ de música étnica del mundo. Además, de largo. La intensa noche del viernes con Tutu, Acid Arab, Murlo, DJ Seinfeld, Underworld, Mall Grab, Disclosure, Four Tet, Peggy Gou & Palms Trax y DJ Koze no era excusa. A eso de las cuatro de la tarde, después de arrancar con el piano manipulado de Kelly Moran, bajamos rápido al Sónar Hall y nos encontramos con la gran fiesta ya organizada. De pronto, la percepción de tiempo y espacio quedó anulada. Allí, sólo había bailarines con los ojos cerrados, las manos en alto y una sonrisa de felicidad como reacción común a cada una de las pistas que Nicola Cruz había seleccionado para su sesión de hora y cuarto. Mezclas excelentes, precisas, perfectas. Y un viaje sonoro a través de los sonidos más tribales, étnicos y nómadas que jamás hasta ese momento habían sonado en Barcelona. Nicola Cruz dio una clase maestra.
2. Perel (live)
Si algo especial tiene Sónar es la inquietud de su público. Se trata de gente abierta, interesada, que no necesita conocer al artista para darle una oportunidad y dedicarle una hora de su día. Algo similar pasó con Perel. No es la artista más conocida en la capital catalana (pese a ser una de las productoras más en forma del sello DFA). Sin embargo, el Sónar Dôme, comisariado (por último año) por la Red Bull Music Academy en vísperas de su cierre definitivo, se llenó para presenciar en directo la magia que esta joven artista alemana llamada Perel crea a partir de sintetizador, bases cercanas al nu disco y al indie dance, melodías más propias del melodic house o incluso del melodic techno, y, sobre todo, una voz angelical manipulada en directo a base de echo y delay y con la que lanza sus mensajes a la pista. Que lo haga en alemán siempre le da un toque underground que gusta a los más clubbers. Que cante tesoros que pronto serán himnos imperecederos, como “Die Dimension” o “Alles”, provocó que a más de uno se le pusiera la piel de gallina. Salir de un directo de Perel es sobrecogedor. Pocos nos hicieron sentir tanto como ella en este Sónar.
1. Dixon
¿Qué diremos de él que no hayamos dicho ya? Steffen Berkhahn (así se llama Dixon en realidad) se llevó el Xceed DJs of the Year 2018 gracias a 365 días de recital tras recital. No hay dudas de que va por el mismo camino en este 2019. Su primera temporada como residente en Ibiza (comisaría las fiestas Transmoderna los viernes en Pacha) está tratando de revolucionar el estilo musical de la isla. Casualidad o no (y no nos gusta creer en las casualidades), Sónar ha apostado por él en este mismo año para cerrar el Sónar Pub en la noche del sábado (o, mejor dicho, en la mañana del domingo). Allí es donde hemos visto cierres legendarios como los de Laurent Garnier, Nina Kraviz, Helena Hauff, The Black Madonna o Richie Hawtin. Allí es donde Dixon nos hizo despertar, nos hizo amanecer junto a él, llevándonos en volandas del synth ambient al melodic techno, del dark house al disco psicodélico, de los graves entrecortados a las bases más regulares. La música que selecciona Dixon es belleza y oscuridad a la vez. Es esperanza, pero es melancolía. Es luz, pero es soledad. Cuando las primeras notas del “Ambient Braindisk” llegaron a nuestros tímpanos, nos dimos cuenta de que Sónar 2019 llegaba a su fin, pero lo hacía con el mejor DJ de música electrónica de todos los tiempos narrando la historia. Dixon nos abrazó, nos acarició, nos cuidó, nos acostó y nos dio un beso en la mejilla, relajando nuestro espíritu y diciéndonos “hasta el año que viene, Sónar”.
(Imagen de Portada: © Sónar Festival)