FORT Festival se ha hecho mayor. Manteniendo su esencia boutique, se ha convertido ya en un evento que no tardará en establecerse como referencia para cualquier festival europeo de pequeño formato. FORT nació en 2017, encarando un mal pronóstico meteorológico que perjudicó a la afluencia de público, sobre todo en la jornada inaugural. Las cosas fueron mejor en 2018, aunque todavía quedaba camino por recorrer.
La tercera edición del festival no mostró fisuras. El margen de mejora se redujo al mínimo. De viernes a domingo, 2.300 clubbers llenaron las murallas de Tossa de Mar, tanto abajo, en la capilla, como arriba, en el faro. Se creó un ambiente festivo difícil de igualar hoy en día en estas tierras. Artistas y público convergieron. Casi se fusionaron. Fueron uno. Vimos a muchos de los cabezas de cartel pasearse por el castillo, comer en los restaurantes del pueblo, interactuar y aniquilar por completo las barreras entre el arte y aquellxs que lo consumen.
Durante tres días, Tossa fue el destino vacacional de nuestra escena. Un paraje único e idóneo para desconectar, escuchar música en un entorno opuesto a lo común y hacer familia. Más que nunca, FORT Festival hizo familia entorno a una comunidad que se dejó llevar por las propuestas más melódicas del techno y el house contemporáneos.
Un impresionante equipo de selectores locales acompañó a grandes nombres como Tale Of Us, Adriatique, Recondite, Patrice Bäumel o La Fleur, pero, por encima de todos ellos, cinco nombres lograron que volviéramos de Tossa a nuestras rutinas con el alma revitalizada.
5. Ellen Allien
Nunca falla. FORT apostó fuerte por ella, pues fue la única DJ del cartel que actuó durante tres horas. Lo hizo el sábado, en horario de cierre, con la misma clase que le ha acompañado durante toda su carrera. Veníamos del techno raver de FJAAK y esperábamos que la dueña de BPitch Control mantuviera o incluso acelerara la máquina. Con tres horas por delante, aquello podía parecer demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que FORT es un festival mayoritariamente melódico. Ellen supo leer la situación, abrazó a la pista y le dio los respiros oportunos antes de golpear en el momento preciso. Le puse el broche de oro a un sábado estelar.
4. Terr
Terr es uno de los nombres más interesantes y activos de la escena indie-dance / nu disco en la actualidad. Sus facetas de productora y selectora se complementan a la perfección. Cualquier amante del género tenía cita obligada en el faro, pese a que Adriatique (sólo uno de ellos, por cierto) estuviera, como de costumbre, derrochando estilo en la capilla. Terr impartió cátedra una vez más, demostrando lo fácil que puede llegar a ser para una mente privilegiada combinar house, disco e indie con texturas dark y vocales intimistas. El final de su sesión se convirtió en una premiere con muchos de sus nuevos trabajos (nos contó que saldrán en noviembre). No sabemos si Terr sabía de la inminente separación de Pardon Moi, pero les homenajeó de la mejor manera cerrando con el “Power To The People”. Puro caviar para nuestros oídos.
3. FJAAK
Primero eran cuatro. Luego, tres. Ahora, sólo son dos, pero parece no afectarles. Misma energía. Misma rabia. Misma sonrisa de oreja a oreja. Mismo disfrute en cabina. Mismo divertimento en pista. Es imposible no ver en vivo a FJAAK y sentirse, de algún modo, parte de ellos. La nueva generación del techno made in Berlin no puede estar mejor representada. Su sonido es auténtico, reconocible y cargado de emoción. Nos paseamos por las primeras filas de la pista (FORT no entiende de masificaciones, hecho que es de agradecer) y escuchamos a muchos bailarines que, entre Recondite, Mind Against y Ellen Allien, estaban descubriendo a un nuevo nombre a apuntar en su mapa sonoro. FJAAK revolucionaron el festival. Literalmente.
2. Erol Alkan
El sábado fue un día para partirse en dos. Y es que, mientras FJAAK, primero, y Ellen Allien, después, repartían el mayor arsenal techno del fin de semana en la capilla, el faro se entregaba en formato íntimo a los sonidos eclécticos de Erol Alkan. Nos faltaron dedos para contar la cantidad de géneros musicales, o de instrumentos, que formaron parte de aquel show. Un mortal lo pasaría muy mal para transitar entre el techno, el disco, el funk o incluso el pop. Incluir toques de rock psicodélico a base de guitarras frustra cualquier intento de perseguir una escala armónica. Todo eso son pequeñeces de DJ mundano. Erol Alkan está a años luz. Sus conocimientos, su biblioteca y sus habilidades técnicas superan cualquier sueño húmedo. El fiestón que organizó en el Far Stage es para siempre inolvidable. El suyo fue el mejor DJ set del festival.
1. Frank Wiedemann (Âme) live b2b Mathew Jonson live
Pero hubo algo que superó todo lo demás. Su posición en el escenario ya aventuraba grandes cosas. Frank Wiedemann (versión live de Âme) y Mathew Jonson llevan algo más de un año deleitando al mundo con su performance conjunta. Enfrentados el uno contra el otro, cada uno ante un escritorio repleto de aparatería infernal, dan rienda suelta a su imaginación para acoplar sintonías jazz, matices de piano y sintetizadores y teclados a todo trapo sobre un ritmo cálido y abrasivo que no nos abandonó durante las dos horas de directo. Fue un directo heterogéneo. Las transiciones entre temas eran fáciles de detectar y eso nos permitió excitarnos con el recién estrenado “Transmoderna”, entre otras joyas. Los ritmos cheesy y las percusiones experimentales convivían como amigos de toda la vida. Los 2.000 presentes fuimos meros títeres a merced de dos dioses del sonido que hicieron, hacen y seguirán haciendo con sus audiencias lo que les venga en gana.
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(Imagen de Portada: © Phlame)
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