El Woodstock del 69 fue una tontería comparado con el concierto de Los Chanclas en la Plaza Sony de la Expo. Es un hecho. Pero la colonización cultural que vivimos nos hace decir McNuggets en vez de lagrimitas de pollo, sufrimos que otros cuenten la historia. El caso es que desde que el dragón del lago se escondió para siempre, acabó la Expo y se apagaron las luces en la Plaza Sony, Sevilla ha estado huérfana de conciertos… Hasta ahora. La Sala La Calle es de un colega, sí, pero de uno con muy buen gusto musical y de los tíos con los que más me he reído en mi vida. Por eso le escribo esto, por eso y porque espero que se deje caer con algún botellín que él los paga a precio mayorista. Por lo visto tiene unos altavoces que son tan buenos, que tú pones el cassette del Boom 8, a la altura de Bom Bom Chip y suenan la Quinta Sinfonía de Beethoven. Me ha dicho el nombre de la marca y no me acuerdo, pero me lo he apuntado por si algún vecino se los compra, ir buscando una mudanza. Además por lo que me cuentan tienen pensado hacer conciertos que graban ellos mismos y fiestas de todo tipo, a mí me veréis seguro cuando organicen un festival de ensaladillas, un taller de torrijas o una caracolada extrema. Para saber dónde está la sala, los modernos compartirán ubicación o usarán Google Maps, yo os digo que, desde la Alameda, está a cinco minutos andando, doce yendo borracho, y día y medio si vas llamando a los porterillos de la gente y parándote en cada bar del camino. Si nos encontramos allí invitadme a un botellín, que cuando menos lo pida será cuando más lo necesite. La falta de amor llena los bares, a partir de ahora el amor a la buena música también. Suerte a los valientes y nos vemos en La Calle. Julio Muñoz Gijón