Una vez abierta la puerta típica de fachada verde inglesa, Frenchie demuestra ser un lugar elegante y agradable, con sus paredes de piedra a la vista y barra retro en madera maciza. Convivial, un poco demasiado, hasta el punto de que es muy complicado conseguir una mesa (el lugar también es bastante pequeño). ¡Llega temprano! Bueno, una vez que estés instalado, por otro lado, prepárate para darle a tu paladar una gran dosis de placer. Las tapas son simplemente ex-ce-len-tes: crujientes pepitas de pan dulce con su salsa gribiche, un plato de quesos británicos (que nos recuerda al look ultra-británico del lugar por el color de su fachada, su nombre y su clientela. ¡Por cierto! Casi olvidamos que estábamos en una enoteca, así que ¿por qué no nos tiramos unas copas de aligoté de Heitz?