Tras su edición de 2018, edición de su 25º aniversario, y tras haber evitado hablar del asunto hasta ese momento, se confirmaba la noticia: el fondo americano Providence Equity Partners había comprado una participación del festival. Por un lado, ello supuso una importantísima fuente de ingresos económicos, lo que, a priori, siempre es positivo para el desarrollo de cualquier marca o evento. Por otro lado, nacía el riesgo de que los creadores de Sónar, que siguen siendo sus actuales directores Enric Palau y Sergi Caballero, vieran condicionados sus criterios en todos los sentidos: a la hora de programar, a la hora de organizar, a la hora de comunicar… Ha sido un año complicado, en el que el festival ha estado en el punto de mira de los ojos más críticos. Pero parece que esa luz al final del túnel empieza a cegarnos. Hay motivos para la esperanza.
Sónar no ha sido el único
Como un pez que se muerde la cola, la misma situación que ha vivido Sónar ha sido vivida por su -no sé si llamarlo competencia- Primavera Sound. Hasta ahora, el festival de mayo potenciaba la música de banda, los sonidos más orgánicos, el formato concierto, mientras que Sónar apostaba por la vanguardia más rompedora, lo menos visto, lo más extravagante. Sin embargo, y pese a que ambos equipos directivos niegan la influencia del fondo de inversión en su día a día (sí, PS también vendió acciones a los mismos tipos), 2019 ha visto cómo el mainstage de Primavera Sound se rendía a J Balvin, mientras el del Sónar se rendirá a Bad Gyal en By Day y a Bad Bunny en By Night. ¿Casualidad? ¿Simple representación de la realidad? ¿Curso natural del flujo musical en la escena? ¿Triunfo de lo urbano? No seremos nosotros quienes juzguemos. Lo que está claro es que ambos festivales convergen. Ambos saben que entran en terreno pantanoso y se convierten en carne de cañón. Ambos saben que arriesgan. Pero en el riesgo está el divertimento. Esperemos.
Pese a todo, la historia pinta bien
Tras poneros un poco en contexto, hay que ser honestos: la cosa pinta muy, pero que muy bien. Es cierto que Sónar ya no habla de “música avanzada” (el término no fue mencionado ni una sola vez en la presentación oficial en junio), pero destaca otros factores que aportan caché al certamen.
Sónar destaca este año el hecho de la exclusividad y de estrenar la gran mayoría de sus shows. El festival presenta 140 actuaciones en total, de las cuales 80 son estrenos absolutos y experiencias únicas, que nunca han sucedido antes y que nunca volverán a suceder. Hay artistas de 36 países (no es el festival más internacional de la ciudad, pero tampoco se queda lejos) y la comunidad local es la que está más representada con 22 actuaciones de artistas catalanes.
“Buscamos artistas que se sitúen en la periferia sonora, ya sea esta de género, geográfica o política. Buscamos la radicalidad artística.” Con estas palabras, Sergi Palau justificaba las apuestas (mayoritariamente rompedoras, nos guste o no) de esta 26ª edición de Sónar. Barcelona es la “ciudad de los prodigios” y el Sónar es el mejor ejemplo de ello.
La diversidad estilística, bandera del festival
Bailaremos la música urbana más contemporánea. Podremos ver de cerca la música latina en la cresta de la ola con Bad Bunny. Nos acercaremos a la música británica grime, dubstep y R&B con Skepta o Stormzy (que sustituye al todavía encarcelado A$AP Rocky). Miraremos hacia el trap americano y hacia el hip-hop. La música de baile será protagonista con Disclosure, Paul Kalkbrenner o la DJ belga del momento Amelie Lens. Tendremos también a Peggy Gou o Honey Dijon, estrellas house del momento, a quienes se les ha pedido colaboraciones a cuatro manos con otros maestros del club como Palms Trax o el gran Louie Vega, miembro de Masters At Work.
El británico Four Tet traerá por fin a Barcelona su exclusivo directo, para el que ha pedido un escenario totalmente a oscuras, para que su música sea el centro absoluto de la performance. Los alemanes Dixon y DJ Koze prometen protagonizar momentos mágicos, pues serán los encargados de cerrar el SónarPub en ambas noches (o mañanas, mejor dicho). Daphni alargará la música del Sónar de Día en el Village hasta la medianoche del jueves al viernes. Y tendremos música de baile clásica con el esperado concierto de Underworld el viernes por la noche.
No menos atención merecen el hip-hop ralentizado de DJ Krush, la presentación del nuevo álbum experimental del maestro Fennesz, el espectáculo exclusivo del talento Arca, la representación periférica del prolífero productor keniata Slikback o la diversidad y la madurez de la escena local con Bad Gyal (quien salta al mainstage tras actuar en el pasado en el XS), el pupurri trap-hip-hop-flamenco de Dellafuente, la divertida impertinencia de Cecilio G o el set de Lil Moss and Friends. Todo ello, sin olvidar la propuesta a caballo entre el hardcore y el reggaetón digital de Virgen María, quien rompe con los márgenes estéticos y tecnológicos más provocadores.
La AI (inteligencia artificial) tendrá su espacio sobre el escenario en forma de performance con los shows de Holly Herndon (presentará Proto, espectáculo en el que une un coro de voces humanas y un analizador de estas generará una réplica en tiempo real) y Actress (que creará un alter ego artificial de sí mismo sobre el escenario).
El domingo por la noche, Sónar unirá fuerzas de nuevo con el Festival Grec para clausurar, en el propio Teatre Grec, con un concierto a cargo de la Brexit Big Band de Matthew Herbert. Se trata de un proyecto musical creado con afán de protesta política y social a raíz del Brexit, en el que participarán también las 50 voces del Cor Pilot de l’Esmuc. Una vez más, Sónar, colindando con los márgenes de la reivindicación.
El Sónar, en cifras
Como ya decíamos, Sónar presenta 140 shows con más de 300 artistas provenientes de 36 países. Habrá 80 estrenos absolutos y experiencias únicas. 89 live shows (de los cuales, 12 tech shows) y 51 DJ sets. Hay un total de 22 artistas catalanes y hay representados 8 países latinoamericanos y 5 países africanos. Hay también artistas de Asia y Oceanía, lo que convierte a Sónar 2019 en la primera edición que tiene representación de los cinco continentes.
El presupuesto total es de 9.350.000€, cifra muy similar a la del 2018 (sólo ha crecido un 1,7%). El 78% de este presupuesto (7.300.000€) son recursos propios. El 15% (1.400.000€) es patrocinio privado y un 7% (650.000€) son ayudas públicas provenientes del Ajuntament de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y la Unión Europea.
Un año más, parece que no se colgará el cartel de sold-out (la capacidad de Sónar es casi infinita, sobre todo en la Fira Gran Via, recinto del Sónar de Noche). A día de hoy, las cifras referentes al público nos dicen que un 55,4% de los asistentes son público nacional, mientras que un 44,6% es público extranjero. Hay 105 países de origen entre los compradores extranjeros. Lideran esa lista, por este orden, el Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Suiza y Estados Unidos.
Tensión hasta el final con la huelga de riggers
Ha sido la última gota que ha colmado el vaso de la tensión en torno a Sónar. Los operarios de la empresa encargada del montaje, UTE Rigging, se han declarado en huelga. La reacción inmediata del festival fue impulsar la contratación de otros servicios de montaje. Los huelguistas reaccionaron denunciando la situación, apelando que Sónar y Fira Barcelona estaban boicoteando su derecho a huelga.
Ayer mismo, el juez Santi Vidal dictó que el caso se tratará en septiembre, pero que en absoluto se aplicarían de forma inmediata medidas cautelares, que es lo único que suponía un riesgo directo para la celebración del festival. Vidal ha justificado su decisión alegando que las medidas cautelares, pese a beneficiar a los huelguistas, hubiesen perjudicado no únicamente a UTE, sino a terceras partes como Sónar, Fira Barcelona y otras tantas empresas de restauración, hostelería y transporte que contaban ya con el impacto de Sónar.
Zapatillas, camiseta(s) y a bailar
Como veis, ha sido un 2019 duro para Sónar. Sin embargo, cuando uno ojea el programa, repasa los horarios, lee sobre las actuaciones y equipara entre innovación, tecnología, artes escénicas, corrientes urbanas, música puntera y vanguardia, se da cuenta de que, pese a todo, Sónar sigue ahí, siendo Sónar, siendo el mismo Sónar que, desde 1994, coloca cada verano a Barcelona en el centro del mapa. Amigas y amigos, bienvenidos, un año más, a Sónar Barcelona.
(Imagen de Portada: © Sónar Festival)
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