Diversidad y emociones. Así se podría resumir en dos palabras el festival. Primavera Sound, un certamen que nació en el 2001 en el Poble Espanyol. Por aquel entonces, se destinaba a unas 8.000 personas. Actualmente, reúne a más de 200.000 almas en el Parc del Fòrum. Allí, se presentan docenas de artistas de larga trayectoria junto con nuevos talentos. No obstante, no fue únicamente un festival con un cartel emblemático, sino que, desde el lunes, se ofrecían asimismo propuestas para los profesionales de la industria musical.
En Primavera PRO, se dieron a conocer las nuevas tendencias del sector y se presentaron distintos proyectos tecnológicos enfocados a mejorar la experiencia tanto de artistas como de sus fans. Se presentaron multitud de showcases en un escenario gratuito, en el que actuaron artistas emergentes venidos de todo el mundo. Fue un evento de tres días enfocado a generar nuevas conexiones y a aprender de experiencias ajenas para favorecer el crecimiento de la escena músical.
El Parc del Fòrum, sin embargo, nos estaba esperando con un atardecer de película y con el sol cayendo sobre el mar. En el recinto, ingresaban miles de espectadores de distintas generaciones, de los cuales muchos iban disfrazados o con decorativos en sus caras. Todos lucían una gran sonrisa y se mostraban ansiosos por vivir la experiencia.
Viernes
18 escenarios, más de 300 actuaciones de artistas punteros y muchos otros emergentes. Era difícil la decisión: “¿Dónde empezamos?” Muchas expectativas e ilusiones abordaban al público. Como era de esperar, comenzamos con nuestra especialidad: Primavera Bits. Estamos hablando del espacio electrónico de Primavera Sound, una zona inaugurada en 2016 y ampliada este año gracias a un tercer escenario: Xiringuito Aperol, encargado de inaugurar el festival en cada una de sus tres jornadas centrales en el Parc del Fòrum.
De la mano del legendario Seth Troxler, comenzaba la apertura del Desperados Club, una carpa destinada a los amantes de los sonidos electrónicos. Seth se centró en su faceta disco, provocando los primeros bailes y sonrisas con temas afroamericanos de funk y soul y desatando la locura colectiva con pistas míticas como el “Candido” de Jingo. Aprovechamos para darnos una vuelta por el backstage para hacerle una entrevista en exclusiva a Seth y nos explicaba cómo ha dejado atrás las bebidas alcohólicas por una bebida caliente sudamericana a base de hierbas llamada mate. Aclaraba que lo mantenía despierto mientras pinchaba y lo consideraba más limpio que cualquier otra bebida.
Cae la tarde y llega el turno de la surcoreana Peggy Gou, quien se presentó con un look 100% asiático y se subió al escenario con ganas de pegarse la fiesta junto con los asistentes. La tarde va llegando a su fin de la mano de un set cargado de vocales que incitaban a todos a bailar, especialmente cuando la DJ, totalmente desatada, alzaba su zapato al cielo, provocando la misma reacción en un público entregado.
Comienza el anochecer y la cosa se iba poniendo un poco más romántica. Nos pasamos por el escenario Apple Music, donde Mogwai sonaba fuerte con sus bandas sonoras, performando algunos temas únicamente instrumentales a base de guitarras, bajos y batería. Se intercalaban pasajes tranquilos con pasajes más potentes, envolviendo a la audiencia con sonidos introspectivos, como los de “I’m Jim Morrison, I’m dead”.
Continuando con el romanticismo, los americanos Cigarettes After Sex realizaban su directo dulce y melancólico, donde lograron ambientar el lugar y dejarlo perfecto para las parejas. Temas como “K” y “Apocalypse” causaban un gran entusiasmo, cautivando al público con la voz suave de Greg Gonzalez. Desafortunadamente, el escenario Ray-Ban le quedó un poco pequeño para la cantidad de gente presente en su actuación.
En contrapartida, teníamos a Tyler, The Creator, que aparecía solitario con un chaleco flameante en uno de los escenarios principales del festival. Abriendo con “Where This Flower Blooms”, rapeaba con locura, saltando y corriendo de un lado al otro en la tarima sobre el escenario. Aunque, esta vez, el canibalismo de sus letras era un poco menor, quedaba clara su ideología sobre la sociedad y su atrevida personalidad. Tyler siempre sabe cómo levantar al público y envolverlo con sus enérgicas actuaciones.
En el escenario Ray-Ban, comenzaba a sonar música electrónica de baile. Todo empezó oscuro. Luego, un juego de luces apareció, pero el escenario seguía vacío. Repentinamente, un dúo formado por un hombre y una mujer vestidos de blanco sale al escenario a toda máquina, secundado por unos bits eufóricos. ¿Quiénes eran? Se trata de una banda emergente australiana llamada Confidence Man. La conforman cuatro miembros. Dos de ellos (el baterista y el pianista) ocultan su rostro tras una tela negra y un sombrero. Arrancan con uno de sus temas más conocidos, “Bubblegum”, tirando piruetas en el aire, bailando simultáneamente, moviendo las caderas de forma desenfrenada. Se van cambiando de vestuario, se miran al espejo mientras beben una copa de champagne antes de escupirla al público. De un concierto el lugar se convirtió en una fiesta donde todos estaban invitados a bailar. Ella, sexy y determinante, conquistaba desde el escenario todas las miradas. Definitivamente, la de Confidence Man fue una de las actuaciones estrella del festival.
Terminamos la noche con The Black Madonna, quien acaparó a la mayoría de los supervivientes del festival gracias a su cierre marcado por su característico acid house cargado de euforia. Sin embargo, nosotros no podíamos faltar a la gran cita en el Bacardí Live. Por primera vez en España, los dos miembros de Âme subían juntos a un escenario para fusionar sus facetas de live y DJ en una actuación exclusiva. Frank Wiedemann y Kristian Beyer ofrecieron un épico repertorio, en el que las bases techno cargadas de melodía jugaron un papel protagonista.
Sábado
Se afronta la última jornada en el Parc del Fòrum con los pies cansados y la suela gastada de tanto bailoteo, pero con ganas de seguir de aventura. Se asomaba la princesa rubia Lykke Li, una de las grandes figuras del pop, quien comenzó a entonar “Swimming Pool”, uno de sus temas principales. El escenario resaltaba con un color rojo y un juego de rostros estampados tras la artista, quien iba vestida con un atuendo de glitter negro. Su voz suave y sus cantos emocionales daban inicio al último día del festival ante un público todavía algo tímido y poco entusiasmado.
Seguidamente, llegaba el turno de la maravillosa y reconocida Lorde. Con su sencillez y su vestido celeste de niña, comenzaba a cantar temas míticos de su discografía. El público la amaba y sus numerosos fans cantaban y bailaban sus temas de forma eufórica, logrando una conexión total que pocos artistas consiguen.
El productor y músico inglés Jon Hopkins actuaba de forma emblemática en el Bacardi Live, presentando temas de su último disco “Singularity”. Era mucho más que música. La simbiosis entre sus sonidos electrónicos profundos, sus máquinas y sus visuales hilvanaban un intenso mensaje que transportaba al oyente a otra dimensión. Vivir la música con todos los sentidos es lo que plantea Jon a través de sus marcadas composiciones de piano, sintetizadores e imágenes. Sólo es necesario vivir una de sus actuaciones para sentir el aire especial que se respira en el ambiente. Sin duda, otra de las mejores actuaciones que ha dejado el Primavera Sound.
The Warehouse, un club de electrónica dentro del festival, fue la nueva apuesta de PS 2018. Curado por Ray-Ban y situado al lado de su propio escenario, este espacio emulaba al The Warehouse Project de Manchester. Una nueva aventura para descubrir a oscuras y dejarse llevar por sonidos inmersivos e intimidantes dispuestos por el siempre excelente sistema de sonido Bowers & Wilkins. Allí actuaron durante el fin de semana artistas como Mariel Ito (alias alternativo de Maceo Plex), Giegling o, en la última jornada, Evian Christ, junto con la gente de su sello, Warp Records.
El dúo electrónico francés The Blaze daba forma al cierre perfecto del festival con una actuación nostálgica, melancólica e intensa. Sus sonidos y sus efectos visuales conformaban una ecuación que sometía a los presentes, haciéndoles experimentar su música y vivirla en carne propia. Sus grandes temas como “Territory” o “Juvenile” transmitían fuertes emociones y nos hacían perder entre sus ritmos. Poco después, DJ Coco convertía el escenario en discoteca, tirando de pistas como “Loose Yourself To Dance”.
Un año más, Primavera Sound se ganó el respeto tanto en lo musical, jugando un papel referente en la escena internacional, como en lo profesional, entreteniendo, enseñando y abriendo nuevas perspectivas en base a una propuesta variada, diversa y transversal. Resulta imposible asistir a Primavera Sound sin descubrir nuevos géneros y abrir nuevas fronteras en el terreno artístico.
(Imagen de Portada: © Paco Amate)
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