Es uno de los temas calientes de esta semana. La escena electrónica francesa ha sufrido un duro golpe por parte de la clase política del país. Este pasado martes 22 de octubre, el Senado Francés aprobó una ley que pretende “fortalecer el control sobre las fiestas rave y aumentar las posibles sanciones a sus organizadores”.
Según la revista Trax Magazine, esta nueva ley, conocida ya como “ley anti-rave”, obligaría a cualquiera que quisiera organizar un “encuentro” de 500 personas o menos a declararlo e informar debidamente a las autoridades locales con al menos un mes de antelación. De no cumplir con los requisitos impuestos y/o celebrar el evento sin los permisos pertinentes, los organizadores se enfrentarían a sanciones de hasta 3.750€ e incluso se les podrían requisar bienes, como los sistemas de sonido.
De este modo, se busca “garantizar la seguridad y salud públicas, la higiene y tranquilidad, evitar molestias al vecindario y reducir el impacto sobre la biodiversidad”. Los eventos de más de 500 asistentes ya están sujetos a una normativa clara, por lo que no se verían afectados por la nueva propuesta.
La ley será ahora presentada en la Asamblea Nacional. De ser aprobada, su entrada en vigor sería sólo cuestión de tiempo. Desde Francia, los agentes de la escena temen que eso es lo que sucederá. Los antecedentes no son buenos. La clase política francesa ya ha demostrado anteriormente su total rechazo a la forma de expresión cultural que supone la música electrónica de baile y la cultura rave. Cuando han sucedido desgracias, tales como varias sobredosis o una muerte causada por consumo de GBL y GHB, los políticos siempre han rechazado sentarse a dialogar con los clubs y festivales.
La comunidad clubber francesa ya se ha hecho notar. Un habitual de estas fiestas rave nos contaba que esto es “un claro ejemplo de lo poco que ha evolucionado la mentalidad de la clase política francesa desde los años 90 hasta ahora y de lo lejos que está su forma de ver la realidad de la forma en la que nosotros, los jóvenes, la vemos”. Además, destaca que “este tipo de fiestas suceden constantemente en otros países sin ningún tipo de problema, como tampoco había problemas aquí”. No ve, en definitiva, el motivo por el cual el Senado ha tenido que redactar una propuesta tan dura como esta.
Varios artistas franceses han mostrado ya su rechazo absoluto a la propuesta. Jennifer Cardini, por ejemplo, declaró a RA: “Parece que estos políticos nunca fueron jóvenes. Es surrealista y, sobre todo, es peligroso. Parece que nosotros no podemos decir la nuestra en este conflicto y eso sólo llevará a confrontaciones y a más problemas, en lugar de a nuevas soluciones conjuntas.” Siempre queda, aun así, la esperanza de que el movimiento clubber impida que la Asamblea Nacional apruebe la propuesta de ley. Es complicado, pero no imposible.
(Imagen de Portada: © Sky News)