Iván Ramos, más conocido como Coyu, nació en la Barcelona de 1985, cuando aún no existían ni los smartphones, ni las redes sociales. En aquella época, la inmensa mayoría de la población no sabía acerca de las ventajas o razones que podían llevar al veganismo. No se hablaba del cambio climático y géneros musicales como el tech-house o el techno apenas resonaban en la lejanía. Pese a todo ello, Coyu quiso dedicarse a la música. Comenzó como periodista, luego se pasó a la promoción y, finalmente, encontró su lugar en el estudio de producción y en las cabinas. 34 años después, Coyu atesora ya tres apariciones en Sónar, múltiples visitas a las mejores escenas del mundo, tres temporadas con su propia fiesta en Ibiza, un sello referente y un liderazgo latente en movimientos veganos y animalistas. Coyu es un tipo amable, campechano y humilde. Y, sobre todo, un tipo muy interesante.
Creaste Suara en 2008, con apenas 23 años. ¿Fue tu primer gran paso o hubo otros previos?
En realidad, Suara nació como un subsello, pues mi sello principal era Atypical Farm, creado un año antes, en 2007. Ese también fue un momento importante. Suara creció tanto que tuve que dejar morir Atypical Farm y dedicarme exclusivamente a Suara. Antes, había trabajado como periodista musical y había empezado a formarme como DJ y productor. Siempre tuve claro que esta era mi industria, así que me involucré desde pequeño: periodista, locutor de radio, programador, fundador de un sello… y, finalmente, DJ.
Produjiste tu primer gran éxito, “El Baile Alemán”, durante una visita a tu amigo Edu Imbernon en Berlín. Sin embargo, tú has seguido siempre atado a Barcelona. ¿Es una de las mejores ciudades para vivir dedicándose a la música electrónica?
Sí, Barcelona es la mejor ciudad de España para dedicarse a esto y también una de las mejores de Europa. Su escena de clubs está muy afianzada y los mejores DJs del mundo están siempre viniendo por aquí. Incluso en cuanto a tiendas de discos estamos ahí arriba. Tener festivales como Sónar también ayuda mucho, ya que nos ha abierto puertas a los barceloneses a la hora de escuchar música que no se escucha durante el resto del año.
Ya que hablas de Sónar: venimos de celebrar su 26ª edición. Anteriormente, ya has dicho que para ti es “el festival”. ¿Qué es lo que lo hace especial?
Para los que somos de Barcelona, Sónar es siempre muy especial. Fue mi primer festival. Corría el año 2004 y yo tenía apenas 18. Allí, vi por primera vez a leyendas como Massive Attack, Miss Kittin o Carl Cox. Y pensé, como muchos, “algún día me gustaría actuar aquí”. Con el paso de los años, lo conseguí – he actuado tres veces -, siendo uno de los artistas locales que más veces ha actuado en el festival. Sónar tiene, además, un componente educativo que pocos tienen, sobre todo durante el día. Apoya música minoritaria, de países remotos y escenas pequeñas, y les da una oportunidad ante un público inmenso. Hay muchas cosas que lo hacen especial.
Desde la perspectiva de un DJ, ¿Sónar es el festival más importante del mundo o es desde la perspectiva barcelonesa que lo vemos de manera desvirtuada?
Es uno de los mejores, sobre todo si eres DJ. Es donde más ilusión me hace actuar. También lo hace muy especial todo lo que sucede a su alrededor. La gente de fuera se siente más atraída también por la OFF Week, hecho que no tienen otros como Awakenings o Time Warp. La gente de la escena puede venir cinco o seis días a Barcelona a disfrutar de la ciudad. Es uno de los puntos relevantes en la agenda de cualquier DJ o de cualquier trabajador de la escena, al igual que lo es el ADE o que lo era la Music Winter Conference de Miami. Lo que hace a Sónar distinto de ADE es que la gente viene menos al negocio. Se hace en junio, tras ocho meses de frío y cielos grises en Europa, y la gente viene a por sus primeros días de verano con un espíritu festivo y feliz.
Tú actuaste en Sónar en 2012, cuando tu sonido aún abrazaba la personalidad más tech-house del clubbing. ¿Cómo recuerdas aquella sesión?
Actué en 2012, 2013 y 2016. Yo pinchaba tech-house, pero aquella sesión tuvo poco de ese estilo. Yo nunca he tenido un sonido muy propio. Cuando hacía mis fiestas en Apolo, pinchaba música mucho más oscura, más techno y electrónica, porque el público me lo reclamaba. Lo mismo sucedió en Sónar. Sabía que la gente necesitaría un sonido de festival, de espacio grande. Vi quién actuaba antes y después y di ese servicio de DJ entre actuaciones. Después de mí, llegaba Richie Hawtin como cabeza de cartel. Así que hice mucha electrónica, mucho techno y, sí, también algo de tech-house. Pero puedo pinchar de todo: disco, progressive house… Todo depende del espacio y del momento.
Ha cambiado mucho tu estilo – y el de todo el sello – desde entonces. En su día explicaste que el tech-house se comercializó demasiado y que ya no te sentías cómodo en ese terreno. ¿Lo sigues viendo todo igual? ¿Eres más feliz ahora, más cerca del techno?
Sí. Hace unos años, no me habría imaginado pinchando a 138 bpm. Ahora, me siento más maduro. Siento que el público me conoce y sabe que puedo acelerar la pista en función de la situación. Puedo poner música muy oscura o más groovie, más melódica o más áspera. Depende del momento. Como productor, estoy más enfocado en el sonido techno, intentando que haya un balance entre lo que es el underground y lo que el mercado pide.
En su día temías que ello conllevara peores resultados en términos de visibilidad, ya que es un género más underground y con menos mercado. ¿Cuál es el balance dos/tres años más tarde?
Dimos el cambio en el verano de 2016. Estábamos reformando la Suara Store y aprovechamos para reformar también el sello. En aquel momento, éramos el sello número 1 de tech-house, pero yo me había cansado del género. Con los años, soy consciente de que hemos tenido pérdidas en el mercado, pero me siento más seguro como artista. Ahora, puedo llevar mi carrera por donde realmente quiero. Antes, sentía que era la escena o el público quien me llevaba a mí. Ahora, soy yo quien lleva a mis fans. Si me seguís, fantástico. Si no, hasta otra. Antes, tenía ese miedo. Antes, me daba miedo tocar algo que no gustara. Ahora, no. Ahora, me intento adaptar, pero con unos límites. Antes, no había límites. Y llegaba a hacer cosas que no me gustaban. Ahora, todo lo hago convencido.
Hablemos de Feline, un sello paralelo enfocado en el talento local y en el formato vinilo. ¿Hay diferencias entre Feline y Suara a nivel de estilo?
Feline nació para dar oportunidades a artistas locales que, aunque son ya conocidos, aún no tienen ese respaldo. Sin embargo, tras la quinta referencia, que era de ORBE, hemos decidido cerrar. Todo lo que hemos intentado para ayudar a la escena local no ha sido suficiente. El proyecto ha durado cuatro años. En el recuerdo quedan estas cinco referencias en vinilo, como homenaje también al formato con el que yo me formé.
Siempre has defendido el uso de vinilos y, de hecho, creo que te gusta utilizarlos de vez en cuando. ¿Pueden perderse facultades si se abandona su uso o es algo que se recuerda para toda la vida?
Lo uso de vez en cuando y sí, se pierden facultades. Hace unos meses, organicé una fiesta all night long en el Moog para celebrar mis 15 años como DJ. La mitad de la sesión fue a vinilos y, si la escuchas, hay mezclas muy forzadas, que cuestan de digerir. Yo ni siquiera uso CDJs normalmente. Pincho con Traktor y laptop.
Una de las fechas más polémicas en tu carrera fue aquel set en el Ultra Music de Miami del año pasado, en el que apareciste con un mixer, un X1 y el laptop con Traktor. ¿Entendiste las críticas?
Como te decía, yo siempre pincho con ordenador, X1 y mixer. Desde hace algún tiempo, he incorporado la RMX para aplicar efectos. Mi set-up es muy sencillo y simple. Es el set-up con el que más puedo aportar como DJ a una fiesta. Por no llevar mucha maquinaria, no significa que no puedas dar lo mejor de ti mismo. Mi set-up es minimalista, pero puedo ofrecer mucho. Hay gente muy pesada con el tema de pinchar sin CDJs. Hoy en día, pinchar con CDJs es muy sencillo. Que sean pesados exigiendo vinilos, aún lo entiendo. Pero que, en 2019, aún haya gente que se cuestione que un DJ pinche con CDJ o con Traktor es increíble. Cada uno tiene libertad para crear lo que considere oportuno. Lo importante es lo que suena a través de las máquinas y no las máquinas en sí.
¿Puede ser que todo lo que haga un DJ sobre un escenario esté, hoy en día, demasiado expuesto y sobreanalizado? ¿Puede eso hacer que el artista se autoexija más?
En absoluto ayuda a autoexigirse. La autoexigencia se la pone uno mismo según donde actúe. Hay que saber tomarse bien esto de las redes sociales. A mí, no me suma mucho, pero es por mi personalidad. No tengo soltura ante las cámaras y eso me cuesta. Lo hago, pero por obligación y porque me gusta interactuar con el público. Hoy en día, te valoran más por lo que posteas que por tu música o tu talento como DJ. O entras dentro de la maquinaria del posteo en redes, o parece que no estés dentro de la escena. Si no posteas tus fechas, parece que no tengas fechas. A mí me cansa postear por necesidad. O lo haces, o estás jodido. Vale más eso que tu última producción.
En su día, Suara tuvo su propia fiesta en Ibiza. ¿Estado actual?
Es difícil que volvamos. Aquello fue en 2014, 2015 y 2017, con una fiesta semanal en Ibiza. Es difícil volver porque Ibiza ha cambiado mucho y va a seguir cambiando – y parece que para peor. Una marca pequeña como la nuestra ya no tiene espacio allí. Ahora se llevan las grandes marcas, los grandes DJs, los Top-50. O eres top-50, o no vendes y los promotores en Ibiza quieren vender tickets más que en otro lugar en el mundo porque la competencia allí es la más feroz del mundo. En Ibiza hay mucha presión negativa como artista, además. Se trabaja mal y no te lo ponen nada fácil. La gente con la que deberías trabajar codo con codo por el bien de la fiesta son los mismos que acaban imposibilitando que la fiesta vaya bien. Nuestras experiencias no son las más positivas allí, aunque aprendimos muchísimo. Ibiza es como hacer la mili. Vas hecho un niño y vuelves hecho un hombre. Es una jungla, sálvese quien pueda. A base de golpes, aprendes muchísimo.
Productor, selector, DJ y dueño de un sello discográfico, una tienda de ropa y una fundación de acogida de gatos. ¿Tus días tienen más de 24 horas o hay secreto?
El secreto es echarle horas. Poco descanso, intentar aprovechar bien todas las horas y saber delegar a la gente que me rodea – eso he ido aprendiéndolo con el paso de los años, no siempre hay que estar en todas las tomas de decisión. Obviamente, no meto en el estudio todas las horas que me gustaría, pero es un hándicap con el que vivo.
¿Qué te identifica con los gatos? ¿Por qué ellos y no otros?
Conocí a mi novia hace 15 años. Ella me introdujo en el mundo de los gatos y me enseñó como interactuar con ellos. Me enamoré. Es el tipo de animal que más se asemeja a mi personalidad. Me siento muy cercano a su forma de pensar o actuar. Me encantan los perros también, pero veo pocas diferencias entre los perros. En cambio, veo muchas entre los gatos. Si tú le das una patada a un gato, se acordará toda la vida, al igual que una persona. Podrá perdonarte, pero nunca olvidarlo. Esa complejidad es lo que más me atrae de ellos. Son seres maravillosos.
La acogida de la Suara Foundation en la industria fue súper positiva desde el primer día.
¡Sí! Es normal… ¿A quién no le gustan los gatos? La gente ve todo lo que hacemos por ellos y nos apoyan. Nombramos a los gatos con nombres de DJs y eso ha hecho también que muchos artistas se hayan involucrado. Amelie Lens, The Black Madonna o Patrice Bäumel son algunos de los que nos han ayudado para curar a sus gatos tocayos, por ejemplo. Muchos otros DJs han pasado por la Cat House a vernos. Es muy bonito.
En tu rider siempre pides una ayuda para los gatos…
No lo exijo, pero sí, en mi rider siempre pido que se incluyan 10kg de pienso para gatos. Así, ese promotor puede ir al día siguiente a la asociación más cercana para entregar la comida. Es un detalle, pero lo hago para que la gente coja consciencia y vea que los DJs tenemos ciertas demandas, pero que también pueden utilizarse para buenos fines.
Lo que quizá muchos no saben es que los gatos andan sueltos por la Cat House y cualquiera puede venir a conocerlos. ¿Hay algún veterinario o experto en conducta animal que avale todo esto?
Tenemos tres gatos residentes: Maceo, Dixon y Bagheera. Viven aquí desde el primer día y no se van a dar en adopción. Ellos ayudan a que los nuevos se integren cuando dan el paso de la calle a la Cat House. Mi novia es veterinaria felina, al igual que Mariana, la encargada. Si Suara Foundation es lo que es, es gracias a ellas.
Por último, como animalista que eres, te quería preguntar: ¿qué opinas sobre la entrada a caballo de Cecilio G en este último Sónar?
Yo no lo sabía y me enteré por mi novia. Yo, como vegano y animalista que soy, estoy en contra del uso de los animales ya sea para comida, ocio o cualquier tipo de acto que no conlleve un hábitat natural del animal. No puedo estar a favor de lo que hizo este artista.
¿A quién ves más culpable? Sónar aún no se ha pronunciado al respecto…
En cuanto a Sónar, yo entiendo que algo así pueda vender, como vendió en su día que David Guetta entrara a Pacha a caballo. Sónar no lo necesita, pero estamos aún con mucho camino por recorrer en el campo de la sensibilización respecto a los animales. Cada vez, habrá más respeto por los animales. Se necesita más tiempo. Yo empecé a ser vegano hace año y medio, así que tampoco puedo permitirme evangelizar a todo el mundo. El artista que canta bien o que actúa bien no necesita caballos.
(Imagen de Portada: © Phlame)
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